En la recta final del Festival de Cannes, justo cuando pensábamos que ya habíamos visto todo, Naomi Campbell apareció como solo ella sabe hacerlo: redefiniendo lo que significa ser icónica. La noche del 20 de mayo, la supermodelo británica irrumpió en la alfombra roja con un diseño digno de museo, firmado por Dolce & Gabbana Alta Moda, perteneciente a su colección “Les Siciliennes”, presentada el pasado febrero en un desfile privado en París.
El vestido, que parece salido de una fantasía barroca, es una oda al exceso, pero ejecutado con una maestría tal que roza la perfección. La falda, de tul en corte princesa, ofrecía un volumen dramático que evocaba tanto la silueta de las cortes barrocas como la delicadeza del tutú de una bailarina. Un equilibrio perfecto entre dramatismo y poesía visual.
En la parte superior, el vestido se transforma en una estructura dorada de inspiración barroca, ornamentada con detalles de joyería que culminan en una cruz en el centro del escote. Esta pieza, tan escultórica como sensual, incorpora encaje negro a modo de corsé, lo que añade un matiz de lencería y un contraste de texturas que eleva la sofisticación del look.
Afro, glow y fragancia: el estilismo que cierra el círculo
Naomi no solo llevó un vestido; construyó una imagen. Acompañó el look con un beauty impecable: piel ultra glowy, labios nude y un afro perfectamente esculpido, que aportó un giro moderno y lleno de poder al conjunto. Una elección capilar que no solo rompe con la estética clásica del vestido, sino que la complementa desde una narrativa contemporánea.
El broche final lo puso con su elección de perfume: Love, Don’t Be Shy, de Kilian Paris, una de sus fragancias de cabecera. Un aroma floral y gourmand que, según sus fans, lleva años siendo su fiel compañero en eventos clave. Porque, como bien sabe Naomi, un gran look no está completo sin una fragancia que lo acompañe.
Naomi, eterna
A sus 54 años, Naomi Campbell no solo sigue reinando en la pasarela y la alfombra roja: también continúa dictando lecciones de estilo, presencia y atrevimiento. Su aparición en Cannes no fue simplemente otro look viral. Fue una declaración: de fuerza, de arte y de moda sin concesiones.
Y una vez más, Naomi no desfiló, sino que deslumbró. Como siempre. Como nunca. Como solo ella puede.



