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Aquel 18 de junio de 2011 en Belgrado (Serbia), usó un vestido negro con estampado de bambú, diseñado por la estilista Naomi Parry. Ese sería el último show de Amy Winehouse. Un mes después moría a causa de una sobredosis de drogas, a los 27 años de edad.
Una de las voces más impresionantes del soul se fue muy pronto, pero dejó millones de fans dispuestos a darlo todo por cualquier objeto de la cantante británica.
El fin de semana, Darren Julien, el director general de la casa de subastas Julien’s Auctions, vendió algunos de los objetos más icónicos de la artista, proporcionados por sus padres, Mitch y Janis Winehouse, en Beverly Hills (California). De los 800 artículos expuestos en el evento, la compra más esperada ha sido la del vestido que usó Winehouse en esa última actuación, que alcanzó un precio de 243.200 dólares (210.160 euros) y que, según el propio Julien, "se ha vendido por un precio 16 veces más alto que su valor estimado original de 15.000 dólares (12.970 euros)".
El último show
La actuación, que prometía mucho tras el gran concierto que celebró en Londres unos días antes, terminó siendo desastrosa y tuvo como consecuencia las burlas y abucheos de sus propios seguidores, derivando en un stop inesperado en la gira de la artista. La causa no era otra que su grave adicción al alcohol y las drogas.
