lunes 29 de abril del 2024
EXCLUSIVO CARAS 27-02-2024 13:01

Agustín Della Corte en una emotiva entrevista junto a Antonio Vizintín: “La actuación dio rumbo a mi vida”

El joven actor, oriundo de Paysandú, interpretó en “La sociedad de la nieve” al sobreviviente Antonio Vizintín con quien posó en su casa. Dice que fue muy generoso, que se abrió a contarle su historia desde el alma, lo cual lo ayudó a construir el personaje.

María Noel Álvarez

Se habían cruzado varias veces sin imaginar que la vida los iba a terminar uniendo en una relación muy especial. Agustín Della Corte, oriundo de Paysandú, jugó desde niño al rugby hasta llegar a cumplir su sueño de ser parte de la Selección mayor de Los Teros y representar a Uruguay en varios mundiales. En 2018 sufrió una lesión en el brazo, y tuvo que hacer fisioterapia en el Estadio Charrúa. Todas las mañanas estaba allí Antonio “Tintín” Vizintín, uno de los sobrevivientes de los Andes, quien también entrenaba en ese lugar y charlaban de vez en cuando. Lo que él jamás imaginó era que aquel joven con quien hablaba, era quien pondría unos años más tarde, no solo su cuerpo sino toda su pasión y entrega para interpretarlo en la exitosa película “La Sociedad de la Nieve”, dirigida por Juan Antonio Bayona. El film, que acaba de consagrarse con 12 premios Goya, competirá por ganarse un Oscar. CARAS compartió una cálida charla con ambos, en la que abrieron su corazón y contaron lo felices que están de vivir esta aventura juntos.

AGUSTIN DELLA CORTE POSO JUNTO A ANTONIO VIZINTIN “

   —¿Cómo fueron esas primeras charlas que tuvieron para conocerse más y que Agustín pudiera entender la historia de primera mano y representar su personaje de la mejor manera?

   —Antonio: Para nosotros era emocionante que hicieran esta película porque transmitía sentimientos, justo lo que queríamos. Entonces era clave contarle lo que yo sentía en ese momento en la montaña, cómo eran las expediciones, cómo me sentía cuando llevaba la mochila, ya que eso te puede dar otra dimensión de las cosas. Eran más detalles emocionales que lo podían ayudar a él a actuar mejor y a sentir la historia que era lo más importante. 

   —Agustín: Nos juntamos muchas veces y fue muy generoso conmigo, se abrió muchísimo. Lo sentí súper genuino de querer contar su historia abriendo su alma. Para mí fue clave ya que sentíamos la responsabilidad de representar la historia de la mejor manera. Sumado a que él está vivo, y tenía la responsabilidad gigante de que el mundo iba a conocer su historia a través de mí. Era inevitable pensar qué iba a decir cuando me viera interpretándolo. Por suerte los comentarios fueron todos positivos. Lo que más me impresionó de lo que hablamos es que fue a la montaña siendo un niño y se tuvo que convertir en hombre a la fuerza. Eso me marcó y me ayudó a construir el personaje.

   —¿Antonio qué sintió cuando vio la película por primera vez?

   —La primera vez que vi la película, fue solo con los sobrevivientes, me transporté continuamente a la montaña y no vi nada. Después la vi varias veces más y me impactó. Nunca la gente estuvo tan cerca del accidente. La película logra que sientas el hambre, el frío, y decís qué bien hecha que está. Los ves a ellos cómo se deterioran y decís todo eso nos pasó. Por eso es que creo ha impactado tanto. 

   —¿El hecho de haber jugado ambos al rugby los conectó de otra manera?

   —Antonio: Sin dudas. Hubo cosas que no era necesario hablarlas. Tenía el physique du rol por así decirlo. Yo era grande y fuerte y él también. Cuando lo vi adelgazar tantos kilos fue brutal, porque eso me pasó a mí. En nuestra historia, los rugbistas fueron los que estuvieron al frente de los mayores esfuerzos, los que tuvieron ese espíritu rebelde ante la adversidad y el espíritu de seguir luchando.

   —Agustín: Compartir la cultura del rugby implica entregar el cuerpo y entender el vínculo entre los personajes. Tener ese mundo en común estuvo buenísimo.

AGUSTIN DELLA CORTE POSO JUNTO A ANTONIO VIZINTIN “

   —Algo que muestra esta película es que la unión y el trabajo en equipo fue clave para salir adelante, y que todos fueron importantes. ¿Cuál cree fue su mayor aporte en la montaña?

   —Antonio: Tomar acción. Estar siempre haciendo algo para estar mejor al otro día. El estar caminando, el ser un expedicionario, el ingenio de crear cosas con los elementos que teníamos. Accionar, sacrificarme, ir para adelante, lo básico del rugby, estar siempre donde tenés que estar y colaborar en todo. Para que Parrado y Canessa hicieran lo que hicieron hubo un equipo atrás de gente que se sacrificó durante mucho tiempo. Hubo un momento en que pensamos o nos salvamos todos o nos morimos todos. Hubo gente que hizo agua durante 72 días, otros que limpiaron el avión, por ejemplo. Cada uno dio el 100% de lo que tenía para dar. Ahí se ve el equipo. Ganamos todos. Y nos salvamos los que pudimos. Ojala hubiéramos sido más. 

   —Jugó al rugby desde muy chico en Trébol, cumplió el sueño de llegar a jugar en la Selección mayor con los Teros, fue a varios mundiales y de un día para el otro, decide dejarlo, se presenta a un casting que pedía jóvenes que jugaran al rugby y termina siendo parte de una mega producción, multipremiada sin haber estudiado actuación. ¿Cómo lo vivió? 

   —No tuve ni tiempo de procesarlo y naturalizarlo. Llevándolo al rugby, es como debutar jugando contra los All Blacks. Pero fue también aceptar que si había llegado esa oportunidad había que intentar que no se notara que era la primera vez que actuaba. Jamás imaginé ser parte de un proyecto así. Fue muy enriquecedor y muy desafiante y requería de un compromiso, una disciplina y una responsabilidad que yo ya tenía de antes gracias al rugby. 

   —Estando tanto tiempo involucrado con la historia y el personaje, ¿cuál cree fue el mayor aprendizaje para su vida?

   —La historia tiene mucho para enseñarnos a todos y haberla conocido tan al detalle y en profundidad nos marcó mucho. Aprendés qué poco se necesita para estar bien. A veces uno se termina estresando por cualquier cosa y cuando ves lo que les pasó a ellos decís cuánto peor se puede estar. Me enseñó a estar muy agradecido con la vida. Por suerte esta historia la está conociendo el mundo entero ya que el mensaje le puede servir a cualquier persona que la vea, además de entender la importancia de lo colectivo, de dar el cuerpo por el otro. Esa “sociedad de la nieve” vino para enseñarnos mucho como sociedad. Y descubrí en la actuación algo nuevo que me llena, que me da un rumbo, un sentido. Y este estado se asemeja mucho a la idea de lo que es la felicidad. Disfrutar de la actuación me permitió vivir mi vida de otra manera. 

   —¿Cómo se hace para no marearse con el éxito mundial? 

   —Se generó un gran fanatismo en las redes, imaginábamos que podía tener repercusión pero no a este nivel. Disfruto de este momento pero sin marearme con lo que la gente se construye alrededor de la mística de los actores y cómo se imaginan que es tu vida ahora. Yo sé cómo es mi vida, sé quién soy y tengo muy claro lo que quiero. Lo más importante para mí son lo amigos que me traje, ese tremendo grupo humano que somos hermanos realmente. Si bien la gente está disfrutando todo esto desde hace 2 meses, para nosotros lo más lindo fue todo lo que vivimos durante 3 años. Y lo mejor fue ese tiempo en el que nadie sabía nada de esto. Fue una experiencia increíble. 

   —¿Cómo lo está viviendo su familia?

   —Mi familia jamás dimensionó este proyecto pero siempre estuvieron acompañándome con buena energía y hoy se sorprenden y emocionan un montón. Son mis fans número uno y eso me pone muy feliz. Me cuentan que los paran y los felicitan todo el tiempo. Me llegan muchos mensajes de Paysandú de gente contenta y orgullosa de que a un sanducero le vaya bien. Después que salió la película volví varias veces, me reencontré con mucha gente y recibí mucho cariño. A mi familia le encanta todo lo que estoy viviendo y me súper apoyan.

   —¿Qué significa para Uruguay ganar 12 premios Goya y estar nominada al Oscar? 

   —Antonio: La película es un gran logro para el país. Hay 100 millones de personas que la vieron y hablan de Uruguay. Recibo mensajes de varios países y eso es por todo lo que provocó. La película es una historia uruguaya, con uruguayos y hablando en uruguayo. Creo que es un premio a la historia, a los que volvieron, a los que no volvieron, a los que actuaron y a todo el equipo. 

   —Agustín: Vi los Premios Goya con amigos y se cumplió la expectativa de ganar 12 de los 13 premios. Mis compañeros estaban re contentos y me quedé muy feliz también por el premio de Matías Recalt a mejor actor revelación porque es mi amigo y fue un compañero muy cercano durante todo el rodaje.

   —En marzo de 2023 se mudó a Buenos Aires. ¿Cómo sigue ahora la vida laboral después de “La Sociedad de la nieve”?

   —Estoy abierto a que sucedan las cosas pero sin tanta ambición. Dejo que las cosas fluyan y que la vida me siga sorprendiendo. Tengo también mi trabajo de redactor publicitario pero me encantaría poder vivir de la actuación. Hay gente que está hace años actuando o preparándose y a mí me llegó esta oportunidad. Siento agradecimiento pero siento también que me lo merezco porque soy una persona que no tengo miedo a los cambios y que estoy abierto a fluir con la vida. Creo que el destino y el universo me pusieron esta oportunidad frente a mí y que por suerte pude disfrutarla. Siento que la energía circula alrededor nuestro y si uno está escuchándose a sí mismo y escuchando lo que quiere, las cosas que son para uno llegan. Hoy siento que la actuación está muy alineada con lo que quiero para mi vida. 

   —Es una persona espiritual. Hace yoga y hasta toca el Gong…

   —Lo conocí en el 2020 con un maestro de yoga que tenía. Es un instrumento que desprende ondas vibratorias de muy alta frecuencia que tiene grandes efectos sobre el cuerpo y la mente. En la etapa de ensayos, apliqué esos conocimientos para llegar a estados que queríamos lograr. Probamos distintas terapias, yo lo propuse, y terminaron alquilando un gong. Ese ensayo fue increíble y Bayona dijo al finalizar que ese día había visto por primera vez a los sobrevivientes. Después compraron un gong para el rodaje y en algunas escenas nos preparamos con él. El sonido del gong te hace derribar barreras mentales que te hacen acceder a emociones y recuerdos, y al dirigirlos bien, nos sirvió mucho para actuar.

   —¿Cree en lo que decía Antonio recién que para que las cosas pasen primero hay que soñarlas?

   —Me parece importante el poder manifestarlo. El día que tenía que hacer un casting con Bayona, sentí que iba a ser importante. Me levanté a las 5 y media de la mañana a ver el amanecer porque sabía que ese día iba a ser especial. Estuve muy concentrado, fui con la letra bien estudiada, y a las 4 de la tarde estaba en un set con él haciendo un ensayo con una cámara gigante, de una escena bastante difícil, con total naturalidad. Hay algo de ese convencimiento que me ayudó a encarar ese día de una forma que no pareciera que nunca había actuado. 

   —Antes de morir, Numa Turcatti dejó escrito en un papel: “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos”. ¿Qué significan sus amigos para usted?

   —Mis amigos son lo más importante de mi vida, no podría imaginarme sin ellos. Tengo la bendición de tener un grupo de amigos increíbles y fuera de lo común. Yo daría la vida por mis amigos sin dudarlo. Son un soporte para mi vida, nos amamos mucho y nos lo decimos constantemente. Es un vínculo sincero y siempre queremos lo mejor para el otro. Estoy muy agradecido de tenerlos en mi vida. Me pasa que me cruzo todo el tiempo con personas que me preguntan sobre la película, y es natural, pero cuando estoy con mis amigos, lo primero que me preguntan es cómo estoy, y la película  queda en un segundo plano. Y eso me emociona un montón. 

   —Esta película cambió su vida a todo nivel y hasta se enamoró durante el rodaje. ¿Qué puede contarnos de la relación con la actriz Paula Baldini?

 

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Fotos: Mayu Capote. Agradecimiento: Fotos Quim Vives @vivesquim. Texto: María Noel Álvarez. 

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