martes 07 de mayo del 2024
EXCLUSIVO CARAS 22-09-2023 12:22

El día que Cristina Morán celebró su cumpleaños en la portada de CARAS: "La vida es un continuo agradecimiento"

Con motivo de sus 90 años la actriz realizó una intima entrevista desde su casa, junto a su hija y nietos.

La cita para la producción era a las 11 de la mañana, en su casa, en el barrio Parque Batlle. Ella estaba radiante. Además, estaba muy feliz de posar junto a sus grandes amores: su hija, Carmencita, sus tres nietos, Daniel, Denise y Dominique, y su incondicional compañera, su perrita Anina. Durante las fotos, en el frente de su casa, no faltó algún vecino que la saludara, e incluso un hombre en una camioneta paró, le tocó la bocina y la felicitó. Ella le agradeció con una gran sonrisa. Cristina Morán se ha ganado el cariño del público a lo largo de su extensa carrera. Fue una mujer pionera y transgresora que se inició en la década del 40 como locutora de radio y más tarde, fue actriz de radioteatros. En 1956, se convirtió en la primera mujer en aparecer en la televisión nacional, estando durante 30 años al frente de destacados programas de TV y películas. Hasta el día de hoy, cuenta con una vasta trayectoria en teatro. Además, fue declarada Ciudadana Ilustre de Montevideo y la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicación (URSEC) la homenajeó recientemente creando el "Premio Equidad de Género Cristina Morán", que se entregó a varias empresas. 

“Yo me declaro una mujer muy feliz porque estoy viva. Doy gracias a Dios y a la vida por mi hija, mis nietos y el público que me quiere”.

TAPA CARAS MORAN

Por si fuera poco, este año cumplió 90 años y recibió el mejor regalo que jamás hubiera imaginado: una propuesta para volver a la TV. "Los especiales de Cristina Morán" se verán desde octubre en canal 4, en horario prime time. Serán 10 programas temáticos con invitados de lujo, con quienes compartirá vivencias, sueños y experiencias. "En esta sociedad en donde el adulto mayor no tiene su lugar y es relegado, que hayan convocado a una profesional, mujer, de 90 años, es realmente para contarlo, y es un muy buen mensaje para que otros lo pongan en práctica. Realmente estoy muy feliz", compartió en una íntima charla.

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—Y llegaron los 90 y hubo que celebrar...

—90 años no podían pasar desapercibidos porque la vida hay que celebrarla. Así que, con todos los recaudos sanitarios, organizamos en el hotel My Suites una pequeña reunión con mujeres que dejaron una huella en mi vida. Pasamos un tiempo precioso en un mundo muy femenino, como a mí me gusta. Para la ocasión, me puse el mismo vestido que usé para mis 70, con la convicción de que lo volvería a usar.

—¿Se imaginaba a su edad estar tan lúcida y activa?

—Yo siempre tuve una actitud muy positiva frente a la vida. Tengo una gran fe en Dios, en la vida, en mí y en los demás. Tomé con mucha normalidad el paso de los años, me fui adaptando a las distintas edades. Cambié la forma de peinarme, el color de pelo, la ropa, las joyas, y me adapté a las nuevas tecnologías. Tengo mi celular, manejo WhatsApp y todo, excepto las redes sociales, porque hay que tener mucho tiempo para dedicarse a ellas, y no estoy dispuesta a gastar mis neuronas en eso (risas). La vida me apura y me espera afuera.

—Los 90 llegaron con su regreso a la TV. ¿Siente que es un mimo a su trayectoria y un broche de oro a su carrera?

—Lo tomo como un mimo para el alma y un masaje para el ego. Esto no lo esperaba; fue Andrés Rosenblatt de Metrópolis quien vino hace como dos meses a casa para hablarme de este proyecto, y quedé muy sorprendida. Él me vio hace 10 años cuando me entregaron el Iris a la Trayectoria, y cuando vio a la gente de pie aplaudiendo, gritando mi nombre y algunos que lloraban de emoción, pensó que era una mujer que no podía estar sin pantalla. Y se dio el momento ahora, me dijo que tenía que estar y se la jugó. Yo estoy acostumbrada a tirarme al vacío sin red (risas). "Los especiales de Cristina" es una especie de talk show con invitados que opinan sobre distintos temas. No es un programa de debate ni de polémica.

—Se le ve radiante y plena...

—A mí no me cuesta mucho ser feliz. Yo me declaro una mujer sumamente feliz porque estoy viva y con buena salud. Le agradezco a Dios y a la vida todo, tener una hija divina, unos nietos hermosos, y gente que me quiere. Mi vida es un agradecimiento constante. No tengo más que agradecer. El público es el que me permite estar, sino no estaría.

—Tuvo siempre una relación muy linda con su mamá. ¿Qué cree que ella le diría hoy de todo lo que logró?

—Mamá me diría: “has trabajado tanto que yo te diría que te quedes un poco tranquilita” (risas). Era una mujer muy comprensiva y con una cabeza muy abierta...

—¿Y usted qué le agradecería a ella?

—Le daría las gracias por haberme dado la vida, por haberme mantenido guardadita 9 meses y haberme traído al mundo en un día muy gris y muy lluvioso de agosto de 1930. Le diría: Gracias mamá por comprenderme, por criarme, por educarme, por transmitirme valores. Gracias mamá.

—El año pasado tuvo un problemita de salud. ¿Sintió miedo?

—Sí, tuve un infarto y estuve inter- nada por una neumonía muy fuerte, pero por suerte hoy estoy muy bien, controlada, pero no dejo de vivir. Disfruto la vida todo lo que puedo porque es breve y hay que aprovecharla al máximo.

—Es una mujer arrolladora, con una fuerza impresionante, ¿pero cuál diría es su talón de Aquiles?

—Mi talón de Aquiles es mi familia, mi hija y mis nietos. Creo que no tengo otro, nunca lo pensé. La parte humana y familiar es lo único que me puede hacer temblar.

—¿Cómo es la relación con sus nietos?

—De ellos aprendo permanentemente, en especial sobre tecnología, y después humanamente, porque tienen una cabeza preciosa. A ellos les encanta estar conmigo y escucharme, pero a mí me gusta más escucharlos a ellos. Con Denise, de 23 años, mantengo unos diálogos increíbles. Con Dominique y Daniel también, pero quizás Denise es la que más habla, la que más se abre. Son chicos nacidos y criados en el Pinar, con padres presentes, y eso enriquece mucho la educación y la crianza de los niños. En mi caso, me hubiera encantado tener el apoyo del padre de Carmencita, pero no pudo ser. Si se puede lograr, es necesario y hay que luchar por ello. Conmigo no pudo ser y elegí el camino del hogar monoparental, que en ese momento se llamaba mujer divorciada no más...

—Si bien hoy muchas mujeres crían a sus hijos solas, en su época no debe haber sido fácil ni bien visto...

—Exacto, yo fui una transgresora, siempre lo fui en todo. Y si bien no era bien visto el divorcio, no lo tuve en cuenta. A mí lo que me importaba era mi hija, su felicidad y mi tranquilidad. Entonces fui para adelante, a mí no me para nadie. Y al año, estaba divorciada. Me la jugué y me salió muy bien porque mi hija es maravillosa y mis nietos estupendos.

—Hablando de su hija, imagino debe ser muy gratificante poder compartir el trabajo también con ella...

—Sí, con Carmencita tenemos una muy linda relación, con los quiebres que existen en cualquier relación madre-hija. Nos llevamos muy bien además cuando trabajamos juntas. Yo soy muy entregada al director, y cuando a ella le toca dirigirme, no es mi hija, es la directora. Ahora estamos haciendo en un salón de té en el Pinar “Las Morán”, y siempre agotamos. En breve vamos a estar en La Colmena, en Montevideo.

—Usted es una gran defensora de las mujeres y da consejos a las más jóvenes desde su experiencia. ¿Qué le parece que aún le falta a las mujeres para ganar más espacios?

—Yo estoy convencida de que mientras no haya equiparación salarial y la mujer siga ganando menos que el hombre por realizar una misma tarea, no se va a solucionar nada, porque la mujer siempre va a seguir dependiendo de alguien, ya sea de la madre, del marido, de la hija, del hijo o de la nieta. Y no puede ser, es muy injusto. La ley Raquel Macedo de Sheppard lo dice: “a igual trabajo, igual salario”. Hay que tratar que el nivel sea parejo. Esa es una de las luchas que tiene que seguir librando la mujer, que se cumpla a rajatabla esa ley.

—¿Y cree que es fácil cambiar las cabezas de los empresarios o directores?

—No, fácil no es. Nada que competa a la mujer por sus derechos y por sus logros o conquistas va a ser fácil. Nunca lo fue y nunca lo será. Las mujeres vamos a seguir luchando toda la vida. Se van haciendo conquistas importantes, pero hay que seguir. Y la parte salarial es importantísima porque eso da superioridad al otro sexo, lo hace más fuerte. No hay que aflojar. Y estoy segura, no sé cuándo, pero van a terminar aflojando.

—¿Qué le gustaría que dijeran de usted el día que no esté?

—Vivió, fue feliz y se fue. Y yo agregaría gracias. Siempre hay que terminar agradeciendo, a Dios, a la vida, a la gente, porque por algo estamos acá.

Fotos: Vera Servetti y Alejandro Moreira. Texto: María Noel Álvarez. Maquillaje: Paula Melgar.

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