Es una destacada empresaria gastronómica de Punta del Este. Elizabeth Viera representa la esencia del poder femenino y la tenacidad emprendedora. Su amor por la cocina se remonta a su niñez. Desde pequeña, ya experimentaba con sabores en su humilde cocina, donde el fogón de su hogar fue el primer escenario de lo que luego sería una próspera carrera.
En 2020, Elizabeth decidió profesionalizar su pasión y se formó como repostera en el prestigioso Instituto Crandon Gastronómico en Montevideo. Su lema, “lo único imposible es aquello que no intentas”, define su mentalidad de constante evolución, siempre buscando aprender de las personas, los libros y, sobre todo, de sus viajes por el mundo, los cuales considera una fuente inagotable de inspiración.
La historia de Elizabeth no es solo la de una mujer que ama la cocina, sino la de una emprendedora que supo transformar su pasión en un negocio floreciente. Durante un inspirador viaje a Europa Elizabeth visitó las más afamadas pastelerías del continente, como las de Cédric Grolet en Londres y París, Philippe Conticini en París, y El Celler de Can Roca en Girona. Con su característico entusiasmo y el apoyo de familia, encontró el espacio perfecto para materializar su sueño: su escuela gastronómica. Un lugar donde cada rincón fue pensado para reflejar su pasión por la cocina y donde ahora imparte talleres y cursos, formando a futuros emprendedores y profesionales del mundo gastronómico.
—¿Cómo nació su vocación por la pastelería?
—Desde muy pequeña, mi vocación nació de una curiosidad insaciable. Recuerdo que me subía a un balde para alcanzar la mesada de la cocina en casa, ansiosa por explorar el mágico mundo de los sabores y las texturas. Aquellos primeros intentos eran como un juego; mezclaba ingredientes con alegría y me maravillaba al ver cómo algo tan simple podía transformarse en un delicioso postre.
Cada pastel que hago es una celebración de esa conexión. Aunque empecé con recetas sencillas, esa chispa de pasión se fue convirtiendo en un amor profundo por la pastelería. A través de ella, no solo expreso mi creatividad, sino también el cariño que siento por compartir momentos especiales con quienes me rodean.
—¿Hay algún recuerdo de su infancia o de su vida que la haya inspirado a seguir este camino?
—Sí, tengo un recuerdo muy especial de mi infancia que me inspiró. Cuando tenía unos 11 años, solía visitar a una amiga para merendar y la madre de mi amiga era repostera en sus ratos libres. Me encontraba hipnotizada, observando cómo preparaba y decoraba pasteles. Ese tiempo en su cocina despertó en mí una vocación que ya llevaba dentro, pero que aún no había reconocido plenamente. Sin duda, ella fue una fuente de inspiración fundamental, encendiendo la chispa que me llevó a perseguir mi sueño de ser pastelera.
—¿Hace cuánto decidió emprender y crear Elizabeth Viera Escuela Culinaria? ¿Cómo fue ese proceso?
—Decidí emprender en 2022, tras un viaje por Europa. Inicialmente, pensé en dar clases en el fondo de casa, pero mi marido me sugirió montar una escuela de gastronomía. Empezamos a buscar espacios, hasta que encontré uno perfecto. Me dediqué a proyectar cada detalle, creando un lugar donde ahora tengo el orgullo de compartir mis conocimientos y experiencias con mis alumnos.
—La gastronomía es clave en una ciudad turística. ¿Qué rol juega su escuela en la promoción de la cocina local y la formación de futuros profesionales?
—Creo firmemente que la gastronomía es un pilar fundamental en cualquier ciudad turística, y mi escuela desempeña un papel crucial en la promoción de la cocina local. A través de nuestros cursos, enseñamos tanto técnicas como la importancia de los ingredientes locales. Conectamos a nuestros estudiantes con la industria, fortaleciendo la economía local y preparando a futuros embajadores de la cocina en el ámbito turístico.
—Como mujer emprendedora, ¿cómo ha influido su lado femenino en su estilo de liderazgo y en tu capacidad para empoderar a otras mujeres?
—Mi estilo de liderazgo se basa en la pasión y en la creación de un ambiente inclusivo. Valoro la diversidad de pensamientos y creo en empoderar a quienes me rodean, ofreciendo un espacio para que compartan sus talentos. Como mujer, he aprendido que el liderazgo se trata de colaboración y comunidad, y a lo largo de mi carrera he mentoreado a muchas personas, ayudándolas a alcanzar sus metas.
Fotos: Pablo Kreimbuhl
Texto: Victoria Rapetti