jueves 19 de junio del 2025
EXCLUSIVO CARAS 18-05-2025 11:33

"Siento que mi historia puede ayudar a otras mujeres"

Manu da Silveira, a sus 43 años, en la dulce espera

ESPECIAL DIA DE LA MADRE

Para celebrar el Día de la Madre, CARAS invitó a Manuela da Silveira a compartir una producción de fotos donde lució radiante su hermosa pancita de 8 meses. Casualidad o causalidad, la fecha de nacimiento de su segunda hija, Clara, coincide con la de su primer hijo, Matías, quien en mayo próximo cumplirá sus dos añitos. En una charla íntima y sincera, la comunicadora y actriz cuenta sobre el duro camino que transitó para ser mamá, cómo sobrelleva la ausencia de sus padres, la felicidad de formar una familia junto a su pareja Diego “Coco” García Scheck, el uso del humor para sobrellevar los momentos más difíciles de la maternidad y el poder de la comunicación como herramienta para empatizar con otras mujeres, sanar y generar bienestar.

   —Siempre fue muy reservada al hablar de su vida, sin embargo, desde hace un tiempo se la ha visto dando varias entrevistas y contando experiencias también personales. ¿Siente que está en un momento donde puede inspirar y ser referente para otras mujeres?

   —Se ha ido dando de forma natural. Voy sintiendo qué aspectos compartir y también intento

respetarme en aquellos que prefiero no exponerme. Sigo siendo reservada en algunos aspectos de mi vida y hay detalle sobre mi entorno afectivo, amistades y familiares que aún no comparto. Pero cuando se trata de temáticas que he transitado, en las que he recibido apoyo y testimonios de otras personas que me ayudaron, me gusta comunicarlo. Es una sensación de reciprocidad y lo sentí al experimentar vivencias como los duelos, la fertilidad, tropiezos laborales y algún quebranto de salud que me llevó a trabajar de forma integral en mi desarrollo personal. Todo eso intento compartirlo por si es de ayuda para otras personas. Creo que la salida es colectiva y defiendo la humanidad compartida. Esto también coincide con que estoy en un momento de mayor aplomo, confianza y me siento más fortalecida y confiada en mi camino. Eso me ha permitido conectar más con el privilegio de llegar a las personas con mis mensajes. Antes veía más el riesgo o los coletazos de ser pública, ahora puedo hacer foco en el potencial que tiene para aportar o generar bienestar.

   —A los 36 años tomó la decisión de congelar óvulos, ¿siente que se debe hablar más de estos temas para que dejen de ser tabú?

   —Aquí se trata de una vivencia personal en la que sentí que tenía que transitar en ese momento en el que me pesaba mucho la duda o la incertidumbre. No estaba en pareja y estaba transitando un duro momento personal por lo que encontré esa posibilidad, y tuve la suerte de poder financiarlo. Las personas que quieren aplazar la decisión y conservar óvulos de la edad, tienen que pagarlo y es costoso. Suelo estar disponible para intercambiar con quien quiera profundizar sobre ese proceso, así como también recomiendo la medicina alternativa para ir acompañando ese camino y tomar acciones que puedan contribuir con nuestra fertilidad de forma natural, como por ejemplo, el ayurveda. No se habla mucho del procedimiento de preservar la fertilidad. Es un tema tabú que también está bueno abrirlo y visibilizarlo más. Creo que las personas tenemos que conectar con el deseo de la maternidad sin mandatos ni apuros. Yo soy un vivo ejemplo de que se puede concretar el embarazo luego de los 40. Estoy transitando un embarazo maravilloso con 43 años y nadie me etiqueta como “añosa”. Moví mucho para conectar con la salud y el vigor que nos trajo hasta aquí hoy.

MANUELA DA SILEVEIRA POSÓ PARA CARAS

   —Cuando se conoció la noticia de su segundo embarazo, se animó a compartir en las historias de su Instagram cómo había sido el largo proceso para quedar embarazada de su primer hijo. ¿Qué puede contar al respecto para poder ayudar a otras mujeres que estén viviendo lo mismo?

   —Primero que nada poner en palabras lo duro y difícil que es transitar ese proceso. Acompañar a quienes lo viven ya que reconozco su dolor. Durante 3 años hicimos tratamientos de fertilización asistida de baja y alta complejidad, recibimos varios resultados negativos, y vivimos lo que es transitar ese dolor. Siempre digo que lo viví desde mis privilegios y con la posibilidad de financiar el tratamiento, ya que cada intento tiene un costo económico altísimo que es una barrera para muchas familias. También lo cuento con la bendición de haber logrado el embarazo de forma natural y ese regalo de la vida. Creo que una vez que fui transitando y trabajando ese proceso a nivel terapéutico, sentí que iba a compartir y poner mi historia al servicio de quien pudiera ayudarle. Hablarlo ayuda. Entiendo a quienes prefieren transitarlo en silencio, pero hablarlo y poner en común con otras personas que pasan por lo mismo, nos nutre y fortalece. En mi recorrido hubo varias personas que me ayudaron y con su vivencia fueron dejando faros que me alumbraron en momentos oscuros del camino. Creo en la comunicación como palanca para la transformación, y cuando hablamos de reproducción asistida, la forma en la que nos hablan o nos hablamos es clave, y puede ser constructiva o destructiva. Desde el diálogo con equipos médicos hasta el cómo vamos compartiendo el proceso con las demás personas, es todo un desafío que también ofrece grandes oportunidades de contención. Yo fui probando, compartí cuando pude. También respeté esos momentos en los que no podía hablar porque me dolía demasiado. Fui conectando y poniendo en palabras como pude. Valoré mucho el respeto y la delicadeza de quienes acompañaban nuestra búsqueda y también manifesté la incomodidad cuando sentí que hubo comentarios inapropiados. Al poner en palabras vamos abriendo camino para quienes vienen.

   —¿Cómo definiría estos dos primeros años de ser mamá de Matías? ¿Siente que de alguna forma ser madre la hizo “mejor persona”?

   —Estos dos años han sido una revolución, aventura y una linda oportunidad de anclar en el presente. La crianza me trae a tierra. Además de una montaña rusa de emociones. Quiero ser una mejor persona para Mati, para Clara y también para Coco, para aportar a la familia desde el amor y la alegría, consciente de que me equivoco y me puedo equivocar mil veces, pero confiando en que puedo seguir intentando y creciendo en el camino.

MANUELA DA SILEVEIRA POSÓ PARA CARAS

   —Su papá falleció dos meses después del nacimiento de su primer hijo. ¿Cómo fue transitar un duelo y a la vez uno de los momentos más felices de la vida?

   —Creo que el verbo es “integrar”. Lo transité integrando lo que iba pasando. La vida es eso, alegría, dolor, nacimientos, partidas, y a veces sucede todo de forma simultánea. Yo pedía todos los días la llegada de un hijo o de una hija, y siento que si llegó ahí es porque eligió ese momento. Vino a transitar esa experiencia con nosotros. El embarazo se dio de forma espontánea en un momento muy crítico de la enfermedad de mi padre, y para mí hay cierto sentido en el hecho de que yo tuve que enfocarme ahí y soltar por un tiempo esa búsqueda y mis tratamientos. Es el misterio de la vida.

   —Imagino que en estos momentos tan especiales como la llegada de un segundo hijo, las emociones están a flor de piel y las ausencias se sienten aún más…

   —Ese es mi punto de mayor vulnerabilidad. Si bien me percibo como bastante guerrera e intento buscarle la vuelta a todo, el no contar con mis padres en este plano es algo que por momentos me abruma y angustia. Siento mucho esa falta de hogar mapaterno y extraño mucho la complicidad y el sostén de mi madre. Esa sensación se activa cuando estoy en días desafiantes de crianza, cuando siento que el cansancio me gana y que necesito ayuda y suelo angustiarme. El aprendizaje está en solicitar esa ayuda, en armarme una red de cuidados y contención. Esa es una de las mayores enseñanzas de la maternidad y de este presente, porque para desactivar esa sensación de desamparo y dolor tuve que aprender a pedir ayuda. Encuentro mucha humildad en ese movimiento, y lo que se cosecha es divino. Sé que ambos padres están, y a veces siento su asistencia. Me ha pasado más de una vez, al quedarme sola en casa, que sueño con ellos, y lo tomo como una visita, siento que me vienen a acompañar.

   —¿Qué momentos que comparte con su hijo le gustaría detener el tiempo para atesorarlos para siempre?

   —Si bien mis hijos fueron muy deseados intento no romantizar la maternidad. El humor me ayuda mucho en ese ejercicio. Siento que gran parte del tiempo corremos atrás de un reloj, o bien para pasar para adelante y que una etapa termine, o para detener el tiempo y demorar lo que se viene. El presente es lo que es e intento desapegarme. También me reconozco y río de mí cuando hay momentos de extrema ambivalencia en los que quiero salir corriendo o pasar 5 capítulos para adelante. Me identifico más con esa ambivalencia que con la de querer atesorar. Todo es un tesoro y, a la misma vez, un caos (risas).

   —¿O sea que el humor ha sido clave para sobrellevar los momentos más difíciles de la maternidad?

   —Sin dudas. Siento que reírme y compartir estos porrazos o vivencias lo hace más distendido. Estoy aprendiendo a ser mamá y le vivo errando. Doy lo mejor de mí con entrega y apertura y también me gusta exteriorizar aquellos momentos de la maternidad que no son para nada atractivos. Siento mucho orgullo por la lactancia que tuvimos con Mati pero también debo decir que al inicio lo sentí siniestro. Y cuando estaba deseando iniciar la alimentación complementaria empezaron las sesiones de 45 minutos para un pote de 90 gramos de manzana pisada (risas). Cada momento tiene lo suyo y me gusta reírme de ese plano mental que nos apura a quemar etapas en la crianza.

   —¿Qué puede contar de Matías, de su forma de ser? ¿En qué se parece a usted y en qué a Coco?

   —Me maravilla su mezcla de ambos, tanto físicamente como en su forma de ser. Ambos somos sociables y tenemos el humor a la mano siempre. De mí, tiene la inquietud, el histrionismo, el ser bastante charlatán, tocar todo y revolver la casa. De su papá, la curiosidad por aprender y observar todos los oficios y la tenacidad propia de los taurinos.

   —¿Qué es lo que más valora de Coco como papá y como pareja?

   —Su ternura, paciencia y aplomo. Y también agradezco criar en corresponsabilidad. Admiro muchísimo a las personas que crían en soledad, su coraje y fortaleza. No sé si podría hacerlo. Yo me respaldo mucho en él y admiro mucho su calma y dulzura.

   —En pocas semanas nacerá Clara. ¿Cómo sueña que será la relación con ella?

   —Estoy abierta a la magia. Intento vaciarme de preconceptos y sé que no tengo la más mínima certeza. Solo pido que haya risas. Ante el misterio y cada nuevo desafío, suelo invocar al humor y pedir que haya risas. Me preparo para reír y respirar el caos. Una amiga de toda la vida siempre dice que hay que entregarse al caos, no resistirse. Sé que empezar a ser 4 va a traer un nuevo rocanrol y ritmos que habrá que aprender a bailar. Sobre Clara, me intriga cómo será su personalidad, pero intento no adelantarme o proyectar nada. Deseo que pueda crecer en la alegría de esta familia que vamos construyendo, ahora con ella.

   —En varias oportunidades ha dicho que ha hecho un paráte en su vida para reflexionar quién es. Hoy, a sus 43 años, ¿quién es Manu da Silveira?

   —Creo que soy una persona que se reinventa, regenera y aprende a buscar nuevas formas de transitar la vida. Durante los últimos 10 años he transitado procesos terapéuticos y formaciones que me nutrieron y ayudaron a conocer más sobre mi historia, lo que quiero y lo que no quiero. Me conozco y voy conectando con mis dones y también con los aspectos que tengo que trabajar. Pero no podría definirme, porque parte del viaje consiste en desidentificarse de los distintos roles que me componen. Así que ¿quién soy? Es una pregunta que me hago a menudo cuando estoy meditando. Sin esperar una respuesta.

 

Fotos: Mayu Capote. Texto: María Noel Álvarez. Agradecimientos: Locación: Hyatt Centric Montevideo; Ropa: Colección CEREUS, alianza entre Casa Urbana y Renata Casanova; Peinado y maquillaje: Isa Martínez Studio.

MANUELA DA SILEVEIRA POSÓ PARA CARAS

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