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Las horas pasaban y la desesperación crecía. La voracidad del fuego no solo amenazaba con llevarse su fuente de trabajo, sino que ponía en riesgo una parte fundamental de su historia. Mariana Torres es dueña de “La Mercerie”, uno de los tantos negocios afectados por el brutal incendio ocurrido el pasado 5 y 6 de agosto en el centro comercial Punta Shopping.
Su local, uno de los más próximos al foco donde se inició el fuego, es un sitio de referencia en Punta del Este. Entre hilos, costuras, lanas, etc, Mariana fue tejiendo su historia de vida. Primero junto a su madre, y luego, junto a su pareja e hijos. “En la Mercerie los chicos dijeron sus primeras palabras, son infinitas las anécdotas en el shopping”, dice con nostalgia. Torres es una de las tantas emprendedoras que tenía un negocio en Punta Shopping como único medio de vida. “El sábado todavía pensábamos que el domingo volvíamos a trabajar. Cuando logré entender que la mercería ya no estaba, lo primero que pensé fue que tenía que salir a buscar otro lugar para trabajar. Eso es algo que nunca imaginé porque este es un negocio que es parte de mi vida. Lo abrí en el 2009 con mi mamá, luego nacieron mis hijos y ahí crecieron”, sostiene.
- Mariana junto a sus hijos Cata y Fran
A pesar de no poder colaborar para contener el fuego o ingresar a los locales para salvar sus pertenencias, Mariana, como otros comerciantes y empleados del centro comercial, estuvieron todo el domingo en las inmediaciones del incendio. Allí, vieron hacerse humo sus ilusiones. “Cada dos horas veníamos a ver qué estaba pasando. Tenía una gran tristeza, incertidumbre y miedo. Mi corazón estaba desgarrado. Vi cómo los bomberos lo intentaron todo. Yo puedo decir que vi cómo se les derretían las máscaras por el calor. La realidad es que agradezco que no le haya pasado nada a nadie”, dice y echa por la borda muchos comentarios negativos respecto al accionar de los bomberos.
Pero esta tragedia también generó buenas historias para contar. Como en otras tantas oportunidades, los uruguayos demostraron ser solidarios ante la adversidad. Al día siguiente al incendio, cuando la comunidad aún veía el humo en la estructura derrumbada, y cuando no se hablaba de otro tema, fueron muchos los lazos que se tendieron para ayudar a los damnificados. Mariana recibió inmediatamente llamados de amigos, clientes, y proveedores para ponerse a disposición. “Me ofrecieron desde un garaje para trabajar hasta máquinas de coser o camionetas para entregar pedidos. Mucha gente lloró junto a mí”, dice, y cuenta cómo aceptó la propuesta de una amiga, que le habilitó mucho más que un espacio en su tienda; le ofreció una oportunidad que terminó siendo un símbolo de solidaridad y amistad.
Mariana y Carolina Lavagna se conocen “de la vuelta”, como se suele decir en las comunidades pequeñas, y se hicieron muy amigas trabajando en Punta Shopping. “Brote”, la tienda de productos saludables de Carolina, queda en frente al centro comercial, una zona que no fue afectada por el fuego. “Caro prácticamente me obligó a aceptar la propuesta de tener un lugar en su negocio. Estoy súper agradecida. Entre todos los vecinos nos estamos ayudando, eso es muy alentador”, sostuvo Mariana, mientras que Carolina aclara que tenderle una mano fue su idea más inmediata. “Llamó mucho la atención de los medios el hecho de haberle ofrecido a una amiga un lugar en mi negocio, y eso es algo que yo no comprendo, porque para mí es algo más que normal y espontáneo”, agrega.
El movimiento del local se ha visto incrementado; entre los productos saludables se puede ver un pequeño exhibidor con ovillos de lana y algunas prendas muy típicas de “La Mercerie”.
Mientras se escriben estas líneas, Mariana ingresa a su local tras el incendio. Las buenas noticias llegan de primera mano. “Mi local está ok. Arreglamos un poco la vidriera para volver pronto. La verdad es que es increíble, un milagro”, comenta a CARAS en un mensaje enviado por Whatsapp.
Fotos: Pablo Kreimbuhl.
Fotos incendio: Nicolás Rivero @sensacion.termica
