martes 21 de enero del 2025
NUEVA EDICIóN 27-11-2024 08:31

Mari O’Neill abre su corazón: “Comparto lo que me pasa para conectar con otras personas”

Te adelantamos algo de la nueva edición de CARAS, una nota imperdible con la influencer hija del futbolista O’Neill.

Entre luces y sombras, Mari O’Neill ha construido un camino auténtico y lleno de resiliencia. Influencer y emprendedora, comparte su historia para inspirar a otros, abordando temas como salud mental y bienestar. En su programa Awante Sentir en Aweno TV, y con sus 70 mil seguidores en redes, expone su vulnerabilidad y la importancia de la conexión humana. Hija del futbolista Fabián O’Neill, Mari reflexiona sobre su infancia, el perdón y su camino hacia la sanación, mientras desarrolla su marca de ropa y nuevos proyectos como escritora.

Mari O’Neill posó por primera vez para CARAS.

Entre luces y sombras, Mari O’Neill se ha forjado un camino propio, auténtico y lleno de resiliencia. Para ella, abrir las puertas de su hogar a CARAS es abrir el corazón, y lo hace junto a Leona, su perra rescatada y fiel compañera de vida. En su comunidad de 70 mil seguidores, Leona es un personaje tan querido como su dueña, y la historia de ella simboliza la fortaleza y el amor con los que Mari enfrenta cada desafío.

Para la influencer, detrás de cada instante de éxito, cada publicación y cada sonrisa compartida en su programa Awante Sentir en Aweno TV, hay una batalla que decidió encarar y una vulnerabilidad que elige mostrar. Ella no habla de su vida para crear idealizaciones sino para derribar mitos, conectar desde la realidad y dejar en claro que el éxito nunca fue sinónimo de facilidad. Su historia está marcada por momentos intensos, por contrastes tan fuertes como los colores de su marca de ropa, que diseñó con el mismo amor que dedica a causas en las que cree profundamente, como el bienestar animal o la salud mental.

Creció en Italia hasta los cinco años, en medio del lujo y la fama del fútbol, hasta que su madre decidió dejar esa vida para criarla en Uruguay, cerca de su familia, en una simplicidad que la marcó y que, años más tarde, ella misma buscaría en momentos de ansiedad. “Tuve ataques de ansiedad hace unos años. Me fui a una casa en los árboles, en Maldonado. Esa vida simple me salvó, me conectó con mi lugar más puro”, confiesa.

Cada paso, cada cambio, fue parte de su búsqueda de sentido en un mundo que siempre le exigió más. Fabián O’Neill, su padre, fue un talentoso futbolista, pero también un hombre con una enfermedad que lo apartó de ella en muchos momentos. “Mi padre se levantaba y salía para el bar todo el día. Nadie quiere ver a su papá así, por eso muchas veces preferí no estar cerca para cuidar mi salud mental”.

Mari no solo ha trabajado durante años para superar esas heridas, también ha encontrado el perdón como una forma de liberación. “Perdonar fue esencial, y eso es lo que siempre aconsejo a quienes han pasado por lo mismo”, añade, mostrando que tanto sus palabras como su vida siempre buscan profundidad y sanación.

Hoy, en su programa y en cada red social, comparte su historia y su aprendizaje, dejando claro que la vulnerabilidad es una fuerza y que cada caída solo la hace brillar más.

¿Cómo surge Awante Sentir?
—Siempre le di mucha importancia a la salud mental. En mis redes siempre expuse mi vulnerabilidad, también en pos de no idealizar el detrás de cámara, porque sé que mucha gente me sigue y puede pensar que todo en mi vida es perfecto. El mundo es un lugar mejor cuando compartís lo que te pasa y conectás con el otro para que se sienta menos solo. Pero en redes sociales no podés explayarte mucho, y yo quería desarrollar algunos temas. Fue así que con Manu (Manuela Bervejillo) nos largamos y estamos muy contentas. Además, he llegado a un nicho más masculino, lo cual es importante a la hora de hablar de salud mental. El programa es una rueda de amor y sanación hermosa. También las marcas han acompañado mucho.

¿De dónde surge toda esa sensibilidad que ha cautivado a su público en su programa? ¿Responde a una necesidad de su generación o una necesidad propia?
—Un poco de las dos cosas, pero creo que es más propia. Hago terapia desde los cinco años y fui entendiendo mucho de mi historia. Mis padres son de Paso de los Toros, se pusieron de novios cuando tenían 14 años, vivieron siempre una vida muy simple. Mi familia siempre fue humilde hasta que mi padre se despegó en el fútbol. Cuando mi mamá decidió volver de Italia a Uruguay, viví un gran contraste. Mis amigas veraneaban en Punta del Este y yo en la casa de mi abuela en Paso de los Toros. Siempre tuve que adaptarme a escenarios diversos y eso me enseñó mucho. Hasta en lo emocional lo sentí. La casa de mi mamá era un lugar seguro, mientras que lo de mi papá era un lugar tenso. Esto me ha hecho muy cambiante.

¿Cómo recuerda su niñez?
—No tengo muchos recuerdos porque los bloqueé. Claramente la memoria es selectiva. Veo fotos y no me reconozco. Posiblemente esto responde a todo lo que viví con la enfermedad de mi papá.

Hija del fallecido jugador de fútbol Fabián O’Neill, Mari dice que gracias a la terapia logró sanar el vínculo que tuvo con su papá a raíz del alcoholismo, y que hoy logró perdonarlo.

Cuando recuerda a su padre y habla públicamente de él, lo hace con mucho amor. ¿Cómo era su vínculo?
—Sí, hablo con amor. No puedo definir el vínculo en una palabra porque pasé por muchos estados con mi papá: amor, enojo, angustia, tristeza, idealización. Fue muy inestable. Su enfermedad fue progresiva, entonces no solo iban cambiando mis emociones, sino que él iba cambiando también. Unos meses era de una manera, y luego, de otra. Él tenía una doble vida porque era una persona cuando estaba alcoholizado y otra cuando estaba sobrio. Pasé por muchos estados. Hoy hablo con mucho amor y respeto porque llevo años de terapia. Lo trabajé mucho y logré sanar. Sabía que algún día él iba a morir y tenía claro cómo quería vivir ese momento. Su partida me agarró bien emocionalmente, y sé que él no podía más, estaba muy enfermo.

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