La vida le regaló a Patricia Fierro una de esas alegrías que marcan para siempre: Renata, su primera nieta. Su hija, Valentina González, dio a luz hace pocas semanas, y desde entonces, todo gira en torno a esa pequeña que llegó para llenar de luz y amor a toda la familia. “Estoy completamente enamorada de Renata”, confiesa conmovida Fierro.
Los primeros días de vida de la beba fueron intensos y especiales: Valentina, recién convertida en mamá, se quedó unos días en su casa, permitiéndole a Patricia compartir momentos únicos y ver de cerca cómo se construye ese nuevo vínculo. Sostener a su nieta en brazos es, también, una experiencia profundamente reparadora. Cuando Patricia fue madre, con apenas 19 años, no pudo vivir ese contacto piel a piel: Valentina nació prematura y permaneció internada durante 41 días. “Ver a mi hija con su beba en el pecho me conmueve. Es como una nueva oportunidad, un ciclo que se renueva con amor y calma. Sentir el llanto de Renata y ver al padre salir con ella en brazos, fue maravilloso”, dice. Y agrega: “Ser abuela es un sentimiento muy distinto al de ser madre. Es un amor único”.
En todo momento, Valentina ha estado acompañada por su pareja, Rodrigo Codevila, a quien Patricia llama cariñosamente “Rodri Jr.”, para diferenciarlo de su propio compañero, Rodrigo Silva, quien también está encantado con la llegada de la pequeña. “Vale y Rodri Jr. están haciendo un tremendo trabajo de equipo. Los admiro. Son dulces, atentos, presentes. Es hermoso verlos”, comparte.
La casa de campo donde viven Patricia y Rodrigo tiene ahora otro ritmo. Hay un nuevo sonido en el aire, más suave, más tierno. Todo evoca a Renata: desde el silencio de la siesta hasta el murmullo del viento que parece acunarla. “Es un sol que llegó para iluminar a todos”, concluye Patricia, con los ojos brillosos y el corazón repleto de amor.
Fotos: Álbum personal de Patricia Fierro.



