viernes 19 de abril del 2024
EXCLUSIVO CARAS 14-08-2022 10:09

"Siempre estoy en busca de mi felicidad"

Natalia Oreiro, una mujer en continua construcción

Lic María Noel Álvarez

El 2022 es sin dudas un año de grandes proyectos a nivel laboral para Natalia Oreiro (45). Además de conducir en TV en Uruguay, debutará como conductora en Argentina con “La Máscara”. Por si fuera poco, se viene la segunda temporada de “Iosi”, la exitosa serie de Prime Video, y el estreno de “Santa Evita”, en la que interpreta a Eva Perón, el desafío más grande en su carrera como actriz, según sus propias palabras. Pero la uruguaya sabe que su felicidad se completa cuando logra el balance correcto entre su vida laboral y familiar. Por tal motivo, disfruta al máximo los momentos que comparte junto a su hijo, Atahualpa (10), y su marido, Ricardo Mollo (64), y agradece la comprensión, el amor y el apoyo que recibe de ambos para poder sentirse plena tanto a nivel profesional como personal. 

   —En el perfil de su Instagram dice "alegre y trabajadora". ¿Diría que esas son las palabras que mejor la definen?

   —Creo que las palabras son un poco limitantes para interpretar a una persona. Cuando abrí mi Instagram y tuve que poner algo descriptivo, ni lo pensé, fue lo primero que me surgió. No sé si son las dos palabras que mejor me definen pero sí me considero una persona alegre y trabajadora. Soy difícil para definirme, tendría que escribir muchas cosas y, aun así, no sé si llegaría a tener una idea real de mí (risas).

   —¿Se ha hecho adicta a la red social o logra destinarle el tiempo justo y necesario?

   —No, no soy adicta a la red social ni a nada. Siempre he tratado de tener una distancia prudencial de todo lo que tiene que ver con la exposición, y sin dudas que las redes sociales tienen que ver en gran parte con eso. Tardé muchos años en decidirme a tener una, en gran parte por un prejuicio real, consideraba que no había nada que tuviera que comunicar a través de ellas, ya que las películas, la música, hablaban por mí, y esa era la forma de comunicarme y conectarme. Cuando la pandemia nos atrapó a todos y mis proyectos quedaron stand by, sentí una gran necesidad de poder comunicarme con mucha gente, y me pareció que era una buena herramienta, no lo pensé mucho y surgió espontáneamente. Fue una construcción diaria y esos miedos que tenía que no dejaban de ser un prejuicio a lo desconocido, o que creía que no solo me iba a absorber mucho tiempo sino que me iba a dar una exposición que quizás no quería tener, hizo darme cuenta que era un lindo canal de comunicación y que básicamente era una comunidad que uno arma, donde pone lo que quiere y la interacción que existe tiene que ver con lo que la gente recibe de vos. Y es un intercambio amoroso, o al menos eso intento que sea. Ya va un año y medio y estoy muy contenta con lo que se gestó. Si bien trato de estar atenta, de contestar mensajes, de tener un lindo ida y vuelta, que sea un perfil cuidado y que tenga que ver conmigo, trato que no me absorba mucho tiempo porque tengo una vida personal muy activa con mi hijo, mi pareja, mis amigos. Creo que durante la pandemia ha sido una gran herramienta de comunicación y contención para millones de personas entre las que me incluyo, y a través de ella pudieron conocer un poquito más de mí. 

   —En materia laboral su 2022 viene cargado de proyectos. En cuanto a la TV, conduce en Uruguay La Voz y Got Talent y se viene su debut como conductora en Argentina con La Máscara. ¿Se siente cómoda en este nuevo rol? 

   —El 2022 está siendo muy rico en cuanto a diversidad de proyectos y fue Uruguay quien me dio la oportunidad de mostrarme por primera vez desde ese lugar. Siempre le tuve mucho respeto al lugar de la conducción, nunca creí que era un espacio que yo podía abordar porque siempre me consideré actriz y cantante y sentía que no estaba preparada para ser conductora, si bien había conducido tres veces los Premios Platino, eventos como embajadora de Unicef o la conducción del Martín Fierro. Cuando canal 10 confía en mí y me propone hacer Got Talent, durante la pandemia fue muy especial, y si bien sentí gran responsabilidad, al mismo tiempo sentía que la gente me iba a ver en mi país como Natalia, sin tener la necesidad de generar un personaje como cuando soy actriz. Y más que tratar de ponerme en un rol de conductora, traté de ponerme en el lugar de ese participante con el que me identificaba de cuando comencé de chica y tenía el sueño de actuar o cantar. Me siento cómoda, siento que estoy aprendiendo, creciendo. También es un año muy particular como actriz porque estrené Iosi, con un rol muy diferente a lo que venía haciendo, y estoy estrenando a mediados de año Santa Evita. Ahora viajo a España y Francia a presentarla, y es sin dudas el desafío más grande a lo largo de mi carrera como actriz. Lo siento con mucha responsabilidad, le puse mucho el cuerpo y el corazón.

Natalia Oreiro en CARAS URUGUAY

   —¿Cómo fue el proceso de encarnar a Eva Perón? ¿Hay algo de su vida que la haya sorprendido o conmovido por algo en particular?

   —Hay personajes como el de Gilda que anhelaba hacer, pero hay otros que ni siquiera uno puede soñar porque los encuentra muy lejanos. Hace 10 años me habían ofrecido interpretarla en una película y yo había desestimado la propuesta por considerar que no tenía las herramientas como actriz y como mujer para poder abordar un personaje tan fuerte, con tanta personalidad y energía, y tan importante no solo de la historia argentina sino de la política mundial. Un personaje de una mujer en un mundo machista, en los años cuarenta, donde la mujer no tenía ni voz ni voto. Y en su corta vida y en los 6 años que tuvo dentro de la carrera política, hizo cambios absolutamente importantes como el voto femenino y luchar por los más necesitados. Fue una vida fugaz pero dedicada a un ideal muy fuerte, y aún hoy sigue despertando mucha pasión. Creo que es el personaje femenino más grande de la historia argentina e interpretarlo para mí fue un enorme desafío. Interpretar a alguien que existió ya es difícil, pero aún más cuando la gente la tiene muy reconocida y escuchada, sumado a la carga emocional que tienen sobre ese personaje. Cuando tuve la segunda oportunidad de interpretarla, me presenté al casting, y cuando quedé, me dio bastante miedo y me puse a trabajar con mucha dedicación. Ahora el trabajo se completará cuando el público la vea. Es un bestseller escrito por Tomás Eloy Martínez, que no solo cuenta la vida de ella sino el recorrido que tiene su cuerpo cuando ella muere durante más de 20 años. Es una historia apasionante. 

   —Con tantos años tan intensos laboralmente, ¿pensó alguna vez en tomarse un año sabático?

   —No sé si un año sabático, quizás desearía más tiempo entre un proyecto y otro para poder disfrutarlo más. Si bien disfruto y agradezco lo que tengo, me canso un montón, y como mamá me gustaría estar más tiempo en casa y acompañar más a mi hijo. Lo intento bastante, pero a veces la vorágine laboral no te lo permite. Si bien quisiera erradicar la palabra culpa de mi diccionario, me cuesta. Mi hijo me acompaña mucho y yo a él, pero a veces me gustaría estar más presente. Creo que los hijos son felices cuando sus padres lo son, pero siempre trato de relajarme con eso y de modificar lo que no me hace feliz como familia. Lo mejor es encontrar el equilibrio entre el trabajo y el disfrute. Yo soy una privilegiada que puede elegir lo que hace, me llegan proyectos muy lindos y a veces es difícil decir que no, pero estoy trabajando en eso.

   —Hace poco cumplió años, ¿cuál es el mejor regalo que le pueden hacer y la mejor forma de celebrar?

   —A mí me encanta celebrar la vida. Cuando era más joven me gustaba mucho hacer fiestas, y ahora me gusta pasarlo más tranquila. Mi mejor regalo es pasar mi día en contacto con la naturaleza, me gusta mucho viajar e ir a diferentes lugares, y últimamente los he pasado en Uruguay donde voy descubriendo rincones que Ata no conoce. El mejor regalo que me pueden hacer hoy es sin dudas un dibujo de mi hijo o algo escrito por él. 

   —En sus 45 años, ¿cuál diría fue el momento más feliz de su vida y el más triste?

   —Son muchos momentos felices. Yo encuentro momentos de felicidad sinceramente en cosas muy simples como ver la sonrisa de mi hijo andando en bicicleta y disfrutando de un lindo día con él, riéndonos, bailando juntos, acompañándolo a la escuela. Me da alegría ir a una reunión de padres porque es una situación que me quita el protagonismo y puedo escuchar las necesidades y realidades de otros niños y otras familias. Me gusta mucho escuchar y preguntarle al otro cómo está más que me pregunten a mí cómo estoy. Cuando no siento la mirada del otro y logro ser Natalia mamá por ejemplo, es un rol que me relaja mucho y me da paz. En la escuela de mi hijo, los padres trabajamos para mejorarla, arreglamos los bancos, el jardín, y cuando tengo tiempo de ocupar ese rol lo disfruto un montón. Los momentos más tristes son cuando viajo mucho, estoy lejos de mi casa y muy cansada. Eso me angustia bastante.

   —Si por 24 horas no fuera una persona pública, ¿qué disfrutaría de hacer?

   —No dejo de hacer cosas por ser conocida pero intento no exponerme en lugares con mucha gente. Me gusta mucho caminar en la naturaleza, andar en bicicleta, ir a comer con mis padres, ir al cine con mi hijo o al Parque Rodó. En Uruguay encuentro situaciones muy tranquilas para poder hacer, y con el tapaboca paso más desapercibida. Quizás la gente tiene una imagen de mí más producida porque me ve así en la TV, pero en mi vida cotidiana ando muy simple y no llamo la atención para nada, ¡ni me miran! (risas)

   —Volvió a hacer terapia. ¿En qué aspectos de su vida o de su personalidad siente que debe trabajar más o que le gustaría mejorar?

   —Soy una mujer en construcción que siempre está tratando de ser feliz. Como mamá tengo que aprender a soltar, trabajar los miedos, confiar más no solo en él sino también en mí. Y plantearme en mi vida en general si lo que elijo lo sigo eligiendo o me acostumbré a hacerlo así; o si lo que me hacía feliz hace 10 años, hoy me sigue haciendo feliz o no. Trabajar en lo que uno quiere hacer y te hace bien y en lo que no podés cambiar y sentís que te hace mal. 

   —Si tuviera que agradecerle algo a su hijo, su marido y sus padres, ¿qué les diría?

   —A mi hijo le agradecería la comprensión, el elegirme como mamá y aceptarme imperfecta y el enseñarme mucho más de lo que yo le enseño a él. A Ricardo le agradecería su compañerismo, su cabeza abierta, la libertad que me da, el orgullo que siente por mis logros y el ayudarme a ser mamá siendo un gran papá, dejándome a la vez ser la mujer que soy sin cuestionarme mis elecciones laborales. Y a mis padres les agradecería la libertad y la confianza de ir tras mis sueños y los valores que me inculcaron, que son los mismos que hoy le enseño a mi hijo. 

 

Fotos: Brian Ojeda. Texto: María Noel Álvarez. Producción y estilismo: Rosario San Juan y Luli Gemelli. Peinado: Diego Alfonso. Maquillaje: Fernando Castillos. Asistente de producción: María Naor. Asistente de fotografía: Diego Hematoma. Vestido: H&M, cinturón: Tits y accesorios: Coolook Uruguay.

 

En esta Nota